
El máximo circuito del fútbol mexicano se paralizó por la contingencia sanitaria. En marzo, el torneo Clausura 2020 fue interrumpido con 7 fechas restantes, cada jornada sin disputar le costó a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) 600 millones de pesos. En total, el balompié azteca sufrió pérdidas de 4 mil millones de pesos.
Frente al panorama, los clubes sufrieron la devaluación de sus franquicias. Monterrey, América y Tigres perdieron de 13 a 16 millones de pesos en su valor comercial. En conjunto, los 18 clubes de la Liga MX disminuyeron 207 millones de dólares en su valor, de acuerdo al portal Tranfermarkt.
En entrevista para Proceso, Sergio Pérez Alonso, CEO marketing de Topfut, afirmó que “realmente, si se analiza con números fríos, en el futbol hay pocos equipos rentables al ciento por ciento. (…) Te encuentras con gastos exagerados: los salarios de los jugadores y de los técnicos son muy elevados, y sin percibir ningún tipo de ingreso puede propiciar que los equipos sufran”.
Cuatro meses después, la Liga arrancó el Guardianes 2020 para aminorar las pérdidas. La competición se jugará a puerta cerrada, con precarias medidas sanitarias. Aún con 43 casos activos –al corte del 24 de julio-, el campeonato tendrá un sistema de repechaje, los puestos 5 al 12 de la tabla general, al término de la campaña regular, disparan un juego más y luego pasarán a Cuartos de final.
Los encuentros sin público serán un nuevo golpe económico para todas las divisiones del balompié, y los sectores dependientes. “En México (el fútbol) representa 55% del PIB, no sólo dependen el boletaje y la televisión, sino rubros como la industria textil o agropecuaria, que dependen en gran proporción del futbol por todo lo que se genera en los estadios y los restaurantes”, explicó Pérez Alonso.
Crisis en la naciente Liga de Expansión
La nueva Liga de Expansión, ex Ascenso MX, estará enfocada en el desarrollo de talentos juveniles. En cada club habrá en su mayoría elementos menores de 23 años. Aún en suspenso, el torneo arrancará el próximo 18 de agosto, participarán 16 equipos, incluidos dos de la Segunda División B.
En promedio, la nómina de los jugadores será reducida un 40% en comparación con la extinta Liga de Ascenso; las cifras limitarán a los futbolistas, la promoción del talento joven será la alternativa en la restructuración del equipo. Cada cuadro buscará conseguir libres y préstamos para una menor inversión en la plantilla.
La competencia peleará contra la falta de definición de estrategias comerciales, los cambios de sede y la búsqueda de patrocinios. La Liga mantendrá un nivel formativo con la aspiración de vender jugadores a la Primera División, y después de los primeros 3 años poder ascender al máximo circuito.
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