El arte de la restauración de figuras de nacimiento

La creación de figuras de nacimiento, no solo queda en los talleres de alfarería de la zona limítrofe de la capital Poblana, las mesas de trabajo de restauradores artesanales llegan a tener un papel importante en la época de fiestas decembrinas. Sus habilidades con el pincel y espátula son las que le devuelven color al pesebre.

Sergio Méndez es la segunda generación de escultores-restauradores. Su amor y pasión por el arte comenzó en el taller de su padre cuando era adolescente, “yo empecé a ‘jugar’ a los 15 años, como me fui internando en el trabajo de mi padre fue como me termino gustando lo que hacía. Ahora en mis treinta puedo decir que ya tengo un trayecto recorrido”, cuenta en entrevista para El Semanario Gráfico.

Su conocimiento en manipulación de materiales y manejo de herramientas, no solo se deben al trabajo empírico trasmitido por su padre, su hambre por superarse lo llevó a estudiar una licenciatura en Artes Plásticas, al grado de llegar a una maestría en restauración.

Su dedicación a la mesa de trabajo es lo que distingue su taller, “puedo enfocar mi carrera al arte y al mismo tiempo a la restauración”, menciona.

Las manos de un artista

En épocas decembrina sus horas en el taller se enfocan en la restauración de figuras de nacimiento, de los que son muy comunes los pedidos para reparar niños Dios. Algo que puede llevarle de entre 4 y 6 horas. La pintura desgastada y partes despostilladas son del quehacer de estas fechas.

Además de la restauración de pesebres, en los primeros trimestres del año, se dedica a la creación de máscaras de madera o fibras de vidrio –dependiendo del cliente- para los diferentes carnavales que se llevan a cabo. Sus máscaras talladas a mano son parte de la postal de estas fiestas, y son los barrios de Xonacatepec, El Alto y Amalucan, donde el apellido Méndez plasma su sello.

Por la situación epidemiológica que se vive en el país, fue imposible la creación de estos faciales ante la cancelación de las fiestas patronales y cualquier evento de gran conglomerado, lo que llegó a mermar sus ganancias.

Su trabajo no solo está presente en los carnavales y nacimientos de los hogares poblanos, también se ve plasmado en los muros internos de iglesias de diversos estados de la república, aun así, el verdadero legado que desea dejar no está en sus clientes, sino en trasmitir su experiencia a sus hijos, “lo único que quiero es dejarles mi conocimiento a mis hijos, de lo que yo hago; que ellos sepan cómo se debe hacer. No me importa dejar piezas u obras, sino la experiencia que yo he obtenido para que ellos –sus hijos- tengan mayor calidad en su trabajo”, expresa.

Las manos de un maestro del arte son las que se encuentran en la mesa de Méndez, años de consagrar su taller en el corazón de Puebla, lo han llevado a consolidarse entre la comunidad artística y artesanal.

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