La vestimenta del Niño Dios, la tradición de la Candelaria

Foto: Oscar Rodríguez

En el mercado “La Merced”, ubicado en la esquina 8 poniente, en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla, María del Carmen García Rivera, una mujer que se dedica desde hace 30 años a vestir al pequeño Jesús, comienza con los preparativos del Día de la Candelaria.

“La Comadre”, como es conocida entre los locatarios, cada año recibe en su taller más de 40 piezas para la confección de trajes.

“María y José presentan al niño Dios ante el altar, doy fe al Niño Jesús y le doy gracias al Señor de nuestros hijos”, habla de su devoción a su oficio, explica la razón de este festejo.

“En el primer año se viste con el ropón blanco de las palomitas y las azucenas, representando la pureza; en el segundo año el padrino o el papá elige su vestido de acuerdo a la fe de la imagen, tales como: el niño de Atocha, La Candelaria, La Abundancia, Santa Rosa, el Guadalupano, los Afligidos o el de las uvas”, expresa sobre la vestidura del Niño de acuerdo con la religión católica. 

En el tercer año, dice, “Se viste del Sagrado Corazón de Jesús de Cristo Rey o niño Doctor, para la salud corporal y espiritual”. Una tradición que ha visto pasar en familias durante estos 30 años de oficio.

María del Carmen comparte que el trabajo en su negocio crece entre los meses de noviembre a febrero, en promedio, en un día, puede llegar a vender hasta diez ejemplares, incluso más cuando se acerca el Día de la Candelaria.

En su local encontramos al frente una escalinata, un aparador con 25 bebés arreglados y ataviados en su trono o silla; en su estudio se encuentran colgados lazos y sogas, encajes, canastas, coronas, zapatos, listones, rosarios, galardones dorados y plateados.

Algunos trajes en ganchos luciendo diferentes formas al gusto del cliente. En una mesa, La Comadre narra a Sala de Prensa en un espacio reducido en el que las clientas se acercan a ella, quien como experta las orienta en su compra.

“El ropón tiene incluido su calzón, camiseta, tobilleras, zapatos de estambre, vestido y ceras de bautismo”, es el paquete que oferta. “También puede llevar huaraches, zapato, resplandor, tiara, corona o sombrero”, agrega.

Los más elaborados son “el niño de Atocha, lleva su huaje, espigas y canasta; el de la Salud y el Trabajo traen consigo el mundo, el cetro, corazón, tiara, palomas, resplandor y su maleta; el niño Doctor con su maletín, estetoscopio, cojín, maletín, capa y potencia.

El niño de La Abundancia trae su cuerno, corona, cetro y espiga; el niño del Tesoro su cofre y su tiara; el niño de los Afligidos con sus monedas y vestido blanco por último el Guadalupano con flores, sombrero tal como Juan Diego se viste en la aparición de la virgen con su manto”, expone Carmen mostrando uno a uno los diseños del anaquel.

“La fe y la creencia está más arraigada en las personas adultas, deseo heredar este comercio y su trabajo”, dice al final de la entrevista.

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