
Las represiones a los derechos humanos de hace 20 años todavía viven en la memoria de las mujeres afganas, con el retorno del régimen Talibán al poder y su interpretación extremista de la Ley Islámica, han revivido esos agrios recuerdos para tornarse en una horrible realidad
Desde la toma del poder por parte de los talibanes el 15 de agosto, estos han intentado convencer a la atemorizada población sobre los cambios en su régimen.
Este martes 24 de agosto, debido a la reciente situación en Afganistán, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU declaró la importancia de investigar de forma rápida y transparente cualquier reporte de violación a los derechos humanos y al derecho humanitario internacional que sean o hayan sido realizados por alguna de las partes del conflicto.
No obstante, está declaración por parte de la ONU, no prevé ningún mecanismo de Investigación y solo se limita a pedir a Michel Bachelet quien es ex presidenta de Chile y actualmente Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, presentar un informe para el primer trimestre de 2022.
De igual forma, este martes, ante las preocupaciones por las mujeres afganas, el Banco Mundial ha detenido el apoyo financiero a Afganistán. En palabras de la portavoz del Banco Mundial, Marcela Sánchez “Estamos preocupados por la situación en Afganistán y el impacto en las perspectivas del desarrollo del país especialmente para las mujeres”.
Claramente la población afgana no se ha quedado a esperar y han intentado huir del país, en las operaciones apresuradas que se han llevado a cabo en el aeropuerto de Kabul. Se estima de acuerdo con el informe del pasado miércoles, del subdirector del Estado Mayor Conjunto para Operaciones Regionales de Estados Unidos, William Hank Taylor, aproximadamente 88 mil afganos han salido del país de manera segura.
El peso del régimen Talibán hacia las mujeres es inminente y se ha visto desde los primeros momentos de la toma del poder, obligándolas a dejar sus trabajos y estudios; usar de manera obligatoria la “burka”, estar acompañadas siempre de un guardián masculino, reclusión en sus hogares, maltratos verbales y físicos, son algunas de las tantas represiones que vuelve a vivir las féminas de la región.
Tan solo un día después de que se tomara el control de Afganistán, los rostros de mujeres maquilladas, en vestidos y sin burka que se encuentran en la publicidad de las tiendas, han sido escondidos bajo capas de pintura.
El miedo también testifica
Una de tantas historias es la de Aisha, quien es periodista reconocida en Afganistán y que ya había sido amenazada previamente por los talibanes antes de que estos tomaran el poder, quienes no solo la amenazaron a ella sino también a sus familiares.
Pese a la petición de su familia para dejar su trabajo, Aisha se negaba a hacerlo, al igual que abandonar su país. Como ella mismo declaró: “Amo a mi nación y quiero luchar por mi gente ¿Qué oportunidad van a tener las mujeres de las provincias, si las que podemos permitírnoslo en Kabul nos marchamos? Las dejamos sin ninguna esperanza.”
Esto lo había declarado Aisha el pasado viernes y hoy la historia es diferente.
El lunes después de que los talibanes tomaron el poder, fue llamada desde su trabajo quienes la instaron a permanecer en su casa, donde sigue encerrada y solo sale para ir hacia el Aeropuerto, ha llegado a esperar hasta 18 horas entre los tiroteos para tener una oportunidad de huir.
Aisha declaró: “No quería irme del país, pero con las amenazas y el llanto de mi madre, me he convencido”. Hasta el momento ella sigue intentando.
Este es solo uno de los tantos testimonios de las más de 19 millones de mujeres afganas.
El Semanario Gráfico inició circulación en noviembre de 2020, tras 11 meses de desarrollo. Nuestros primeros pasos en el periodismo lo dimos como Sala de Prensa, proyecto universitario que mantuvo vigencia por más de 7 años.
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