
La vida en el circo es una fiesta interminable de fantasía, magia y color, y viajes. La calidez de la gente es el motor que impulsa a sumar más kilómetros a las caravanas que, a pesar de nuevos entretenimientos digitales, nunca dejaran de existir.
Los artistas circenses son una gran familia, de sangre y por elección. Hay familias que heredaron a sus hijos y quienes encontraron aquí su vocación. El circo parte en dos, “de los que nacen y se hacen”.
Mutsset, de 35 años de edad, es la tercera generación de cirqueros, su abuelo fue payaso, su padre era trapecista y él profesa todas las disciplinas áreas y teatrales. Nació en un circo, tuvo hijos y no piensa en dejarlo hasta el último día que la vida le de licencia.
A los 8 años empezó la carrera en la gran carpa domando pequeños caballos; a los 12 trepó por primera vez en el acto de telas; y perfeccionó sus habilidades en los malabares, acrobacia y el clown. Dentro de Vie de Cirque –donde ahora actúa- es trapecista, ingeniero de sonido y publicista del show.
“Es un concepto que llevas en la sangre, un imán que te atrae. El sentir el calor de la gente, el público, las risas, el cariño de la gente que viene al espectáculo es lo que te motiva a seguir.”, inicia en entrevista para El Semanario Gráfico.
La Vie de Cirque
Mañana será la función de debut de Vie de Cirque en el oriente de la ciudad de Puebla. El escenario acabó de ser montado, las luces puestas y solo falta por terminar el acomodo de sillas. Al atardecer, los ensayos terminaron y Mutsset está encargado de vender los boletos del espectáculo.
En un recorrido de media hora explicó cada proceso que hace, junto a las 40 personas que integran la caravana, para levantar la carpa. En dos días está listo el circo y un día se desarma. Las cuerdas, lonas, pista, gradas, trapecio, luces, son asegurados y medidos de acuerdo al espacio.
El show es de una hora con 45 minutos, aproximadamente, y el toque que lo hace diferente a cualquier otro es la mímica, no hay sonido de voz.
“La temática es fusionar todos los estados de ánimo, pero sin decir una sola palabra, el arte de hacer reír sin decir una palabra, todo en expresión corporal.”, describe conciso sobre los actos.
Cuando termina la función, la vida de circo es como cualquier otra. Despertar, hacer el aseo del hogar, trabajar, distraerse en la calle y regresar a casa. Lo que hace único este estilo es vivir en remolques y viajar.
“Aquí es una comunidad, salimos, hacemos nuestro trabajo, somos compañeros, somos vecinos, somos familia, tenemos trabajo, salimos a divertirnos. (…) Un día normal es levantarte, hacer los deberes de casa y del trabajo, el tiempo libre que queda hasta la función la ocupas como quieras.”, comparte.
Mutsset define su profesión en vida, amor y alegría, “el circo para nosotros es vida: es nuestro estilo de vida; amor porque con amor entregamos al público; alegría por la satisfacción de ver a la gente.”; no tiene plan de cambiar porque aquí encontró la felicidad.
El Semanario Gráfico inició circulación en noviembre de 2020, tras 11 meses de desarrollo. Nuestros primeros pasos en el periodismo lo dimos como Sala de Prensa, proyecto universitario que mantuvo vigencia por más de 7 años.
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