Pemex en el camino empedrado por la soberanía energética

La entrevista con Oscar Ocampo, coordinador de Energía del IMCO, fue realizada en nuestro programa Spacio
Foto: Oscar Rodríguez

La convicción de Andrés Manuel López Obrador está intacta a pesar de los años, de los nuevos tiempos, de las nuevas generaciones: defender y luchar por el pueblo. El camino a ser presidente de México desequilibró y cambió la selección de sus aliados; siempre mantuvo la estampa de ser el líder de izquierda, de los pueblos, en contra del poder.

En la década de los noventa, López Obrador encabezó varias protestas en Tabasco, su tierra natal, contra Petróleos Mexicanos (Pemex). A principios de 1996 tomó las instalaciones de la empresa paraestatal exigiendo pagos justos, indemnizar, por la construcción de pozos y daños en los terrenos de campesinos. Por el Estado fue condenado como “desobediencia civil”.

No estamos dispuestos a seguir viviendo en la miseria, en tanto que una empresa supuestamente propiedad de la nación extrae nuevas riquezas”, mención del tabasqueño, publicada en el diario local Tabasco Hoy en una edición de enero de ese año.

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Después de tres intentos, en julio de 2018 Andrés Manuel López Obrador ganó la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos, bajo el lema de la Cuarta Transformación Republicana. La política de un proyecto de nación que ‘no acumulara riquezas, y está en contra de la corrupción’, atrajo al 53 por ciento del electorado, 30.11 millones de votos.

Tres de los 30 proyectos prioritarios de la estrategia de su gobierno están enfocados al petróleo, a Pemex. Incrementar la producción petrolera que genera el país, rehabilitar las refinerías y la construcción del complejo Dos Bocas en Paraíso, Tabasco.

Levantar a Pemex

Petróleos Mexicanos quedó mermado tras los escándalos de fraude y desvío de recursos con la empresa Odebrecht entre 2012 y 2016 que superaron un daño al erario de 4 mil 200 millones de pesos, según reporta la Auditoría Superior de la Federación (ASF) y la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de Hacienda, y por el robo de combustible –huachicol- en ductos de la zona centro del país.

A la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador a Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo, el gobierno federal enfocó la reconstrucción de Pemex en fortalecer su mercado por las pérdidas en la última administración.

La reforma a la Ley de Hidrocarburos se convirtió en la pantalla para hacerle ganar campo a la petrolera frente a sus competidores, que desde 2014 aumentaron sus inversiones en México por la apertura de libre comercio. La aprobación del nuevo proyecto de ley trabó las expectativas de la Iniciativa Privada (IP).

“Dificultar el otorgamiento de nuevos permisos y la posibilidad de suspender los existentes es una visión totalmente equivocada, si lo que queremos es un mercado más eficiente, más competido, más competitivo en toda la cadena de valor, en importaciones, procesamiento, distribución, almacenamiento, venta final.”, considera Oscar Ocampo, coordinador de Energía del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), en entrevista con esta casa editorial.

La principal defensa del proyecto enviado por López Obrador al Poder Legislativo: “es el fortalecimiento de las empresas productivas del Estado mexicano como garantes de la seguridad”, es nutrir los ingresos y el poder de Pemex, justificado en la seguridad energética.

“La actual administración entiende la seguridad energética como soberanía energética, que México produzca todos los energéticos que consume. Una visión anclada en la autarquía que no es congruente, un país no puede producir todo lo que consume, por algo hay comercio internacional.”, explica Ocampo.

De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (AIE), la seguridad energética es “la disponibilidad ininterrumpida de recursos energéticos a un precio asequible”. Es decir, el mercado tiene capacidad de reacción en oferta-demanda, y atiende al desarrollo del sector y el medio ambiente.

Aprobación y freno contra la ley, y la compra de Deer Park  

El 22 de abril pasado, el Senado de la República aprobó la reforma a la Ley de Hidrocarburos tras su pase en la Cámara de Diputados, donde entró a comisiones el 26 de marzo. El método de discusión, al vapor, no contempló un parlamento abierto aun cuando la Onexpo, la unión de gasolineras más grande del país, lo solicitó. Y en las discusiones legislativas pasó sin cambios ni adiciones.

Pretende dar un amplio margen de discrecionalidad a la Secretaría de Energía (Sener) y a la Comisión Reguladora de Energía (CRE) para otorgar y revocar permisos para que empresas del sector privado participen en la producción, procesamiento, almacenamiento, transporte, expendio, e importación y exportación de hidrocarburos.”, menciona una investigación del IMCO publicada el 29 de marzo.

Expertos anticiparon que, al término del fallo del Poder Legislativo, de inmediato los afectados acudirían a tribunales para hacer valida la suspensión por violar tratos previamente establecidos. En los primeros días de mayo llovieron órdenes judiciales contra la reforma, la más importante a cargo de los jueces federales Rodrigo de la Peza y Juan Pablo Gómez Fierro, especializados en competencia económica, que otorgaron una suspensión definitiva a la aplicación de las modificaciones, el 17 de mayo.

Una semana después, el presidente López Obrador anunció la compra de la refinería Deer Park en Texas, EE UU, con una inversión de 12 mil millones de pesos, pensando en mejorar la producción de la gasolina y el diésel, y evitar alza de precios en venta nacional.

“(La compra de Deer Park) es probablemente mejor noticia tener una refinería que funciona al 90 por ciento que seis refinerías que funcionen al 30-40 por ciento”, apunta Oscar Ocampo, del IMCO.

No llegará a la entrega Dos Bocas

La proyección de entrega de la refinería de Dos Bocas en Tabasco avanza en un 33 por ciento, con bajas expectativas de ser entregada en julio de 2022. El complejo debe su construcción a que en México desde hace varios años no se realizaba un proyecto de su tipo, la industria consideró que no era rentable en administraciones pasadas, hasta ahora.

Aunado a la inversión inicial de 8 mil 900 millones de dólares, que podría aumentar en el transcurso, en Dos Bocas, Pemex reportó pérdidas de 37 mil millones de pesos solo en el primer trimestre de 2021, y en lo que resta del año el panorama no es alentador.

Hoy Pemex no es viable sin el apoyo del Gobierno federal. Las menores pérdidas reportadas en los estados financieros se deben a razones que poco tienen que ver con sus operaciones. Atribuir las pérdidas del periodo en su totalidad a las fluctuaciones del tipo de cambio no solo distorsiona la fotografía del estado real de las operaciones de Pemex, sino que es flagrantemente falso.”, plantea el artículo ‘¿Qué nos dicen las pérdidas de Pemex?’ del IMCO.

La reforma a la Ley de Hidrocarburos, la construcción de Dos Bocas, la compra de Deer Park, el incendio en la plataforma Ku Maloob Zaap de Campeche a finales de agosto, el mantenimiento de refinerías y la competencia en marcha, son el ahora de Pemex. La soberanía energética es el camino empedrado que el gobierno y la paraestatal seguirán en turbulencia.

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